Los jardines de crucero en dos niveles, de los cuales se da una concentración inusual en el Alcázar de Sevilla, se concibieron como un espacio rectangular articulado en altura. Abajo, cuatro parterres rehundidos acogen la vegetación formada por flores y árboles, cuyas copas y frutos quedan a la altura de quien deambula por el nivel superior. Arriba, se sitúan cuatro andenes surcados por sendos canales en alusión a los cuatro ríos del Paraíso. De ellos, el Patio de la Contratación resulta el más grandioso de todos, debido a la profundidad a la que se situaba el jardín respecto de los andenes y salones superiores. Un espacio único si nos atenemos a lo conservado en el Occidente Islámico y que parece más emparentado con los espacios climáticos de los Sirdabs construidos en los palacios abasíes de Samarra. Con la llegada de los Austrias y el gusto clásico, sabemos que se cortaron dos grandes árboles del paraíso que existían en este espacio, conectándose, a través de su nivel inferior (Baños de María de Padilla), a los jardines manieristas impulsados por Felipe II. Sin embargo, tras el terremoto de Lisboa el jardín sufrió grandes desperfectos que llevaron a rellenarlo mostrándonos el aspecto que hoy mantiene, y que no nos deja apreciar su antigua magnificencia.